María José Benavente, investigadora Creasur. Publicada en El Mostrador, 03 de junio de 2020
No existe fórmula perfecta que avale un sistema electoral por sobre otro en democracia. Todos, con defectos y virtudes, deben someterse al clima político reinante de la sociedad y, por sobre todo, a los deseos de la ciudadanía.
Como no habituamos en nuestro país aplicar un sistema de participación ciudadana que contribuya al debate nacional y parlamentario, nos queda preguntarnos entonces: ¿cómo podemos refutar a algunas figuras políticas que hablan sobre las dificultades de la limitación parlamentaria?
Pues, si bien es cierto que unas de las consecuencias negativas de la rotación parlamentaria podría ser, por ejemplo, aumentar el nepotismo, es decir, que las redes de poder intenten sobrevivir pese a que la reelección no esté permitida, o producir un detrimento en la calidad legislativa por una intermitencia en el trabajo parlamentario, esto, sostengo, no alcanza para justificar la reelección indefinida de la cual gozan nuestras autoridades elegidas popularmente.
¿Es legítimo incluir una norma en el actual proyecto de ley que especifique que el actual proyecto no rija a los parlamentarios en ejercicio? Esto podría ocurrir en Comisión Mixta, pero sería un error gigantesco y una falta de ética grotesca por parte de los parlamentarios, sobre todo si la aprobación del Congreso, según la opinión pública, no alcanza en algunas ocasiones a superar el 3% de confianza.
Hablemos de las bondades de la reelección indefinida, del trabajo legislativo y de la libertad de la ciudadanía para elegir a sus parlamentarios cuantas veces quieran, pero en un contexto de legitimidad política y no en el clima actual, con una ingobernabilidad latente y un descontento social que ya nadie con un mínimo de sentido común podría refutar.
Las esperanzas deben estar puestas en el tercer trámite legislativo y esperar que en la Comisión Mixta no se adhiera ninguna norma específica de excepción que establezca de manera clara una aplicación diferida en el tiempo de esta ley. Esperemos que los parlamentarios no intenten volver a buscar los ajustes para defender sus intereses, tal como lo han hecho con la dieta.
Una vez aprobado el proyecto de ley con las modificaciones que recientemente ha hecho el Senado y sin norma específica que establezca que se aplicará de forma diferente a los parlamentarios en ejercicio, ninguno de los senadores que tengan cumplida más de una reelección y los diputados, alcaldes y concejales que tengan más de dos reelecciones, podrían volver a postular el año 2021 y 2022.
Se podría apelar en un futuro, de cara a la posibilidad de una nueva Constitución, incluir mecanismos de participación ciudadana, donde cada persona pueda manifestar su opinión y decidir al respecto, sobre todo en las instancias en que los parlamentarios deben legislar para ellos mismos.